Queremos mirarnos en María,
en su canto de alabanza,
cantar a Dios que ha hecho cosas grandes en ella
y nos la entrega como Madre y modelo.
Queremos también aprender de Ella:
su capacidad de escucha, acogida y entrega,
capacidad que le lleva a decir "SÍ" al plan de Dios.
María en la que la gracia de Dios se ha desbordado a raudales.
Mujer sencilla y pobre en el corazón del Adviento.
Mujer abierta y disponible que nos convoca para recrear la esperanza
y seguir creyendo en la nueva humanidad.
Mujer limpia y transparente que nos invita a unir las manos
para abrir caminos de comunión y diálogo en la Iglesia de Jesús.
En este día de gozo para toda la congregación en que celebramos a nuestra Madre Inmaculada le pedimos que en este caminar sea ella nuestra “gran señal” en el seguimiento de Jesús.
Celebrar a María Inmaculada es “luchar contra el mal en cualquiera de sus formas y nos abre al gozo y a la esperanza”
Os deseamos un feliz día.
Con cariño