Nuestras constituciones han
recorrido un largo camino hasta llegar a nuestras manos, desde aquel primer
esbozo escrito por M. Fundadora en 1848 hasta 1922... Muchas otras fechas
podríamos recordar. Fueron aprobadas por Pio XI el 4 de julio de 1922.
Dice el prólogo de la actual
revisión después de Vaticano II:
“Las Constituciones son luz y
guía para discernir la voluntad del Señor sobre nosotras. Su doctrina,
complementada con la del Directorio, constituye un todo orgánico y fundamental
para nuestra vivencia como Religiosas de María Inmaculada Misioneras
Claretianas.
Debemos leerlas y meditarlas con fe viva,
esperanza consoladora y ardiente caridad.
Todas procuraremos guardarlas con exactitud
para responder fielmente al compromiso asumido en nuestra profesión...”
Decir que las Constituciones son libro de vida es afirmar
que, en ellas, se dan una serie de actitudes que cada una de nosotras hemos de
convertir en actos, así
acogeremos la vida que desborda en ellas: como expresión del Proyecto de Dios.
Las Constituciones son luz y guía para discernir la voluntad del Señor sobre nosotras. Desentrañar su contenido supone entrar en la dinámica de profundizar los que Dios quiere de nosotras como Misioneras Claretianas.
Debemos leerlas
y meditarlas desde la vivencia de las actitudes teologales de fe, esperanza y amor,
sólo desde aquí llegaremos a ser esa Orden
Nueva que quería la M.
Fundadora.
¡MUCHAS FELICIDADES!