"El amor a la
Virgen pertenece al ser mismo de la Congregación. María
debe ser la gran “señal” en
nuestro caminar: su vida pobre obediente y virgen, consagrada totalmente a la
obra de su Hijo, es modelo para nosotras. “Adviertan las personas que vivan en
esta familia que todas han de trabajar en adquirir las virtudes de nuestra
Madre María Santísima”.
Amándola amamos al Señor y colaboramos con Ella en su función maternal sobre el
pueblo de Dios.
Tenemos como
patrona a María en el misterio de su Inmaculada Concepción. Este misterio nos
impulsa a luchar contra el mal en cualquiera de sus formas y nos
abre al gozo y a la esperanza".
Qué María inmaculada acompañe nuestra vida misionera.
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